Cuatro barrios originarios se crearon en la época prehispánica, desde la misma construcción de Tenochtitlan: Cuepopan al noroeste, Atzacoalco al noroeste, Zoquipan al sureste y Moyotlán al suroeste. Originalmente, no eran sólo espacios físicos, sino que conformaban una geografía sagrada: existían por voluntad de la deidad tutelar. Según Fray Diego Durán, cuando se fundó la ciudad de México, Huitzilopochtli ordenó a su sacerdote que dividiera a los señores, cada uno con sus pariente, amigos y allegados, en cuatro barrios principales, y colocara en medio su templo.